PROGRAMA DE COLABORADORES
MÍNIMOS
A partir del Concilio Vaticano II, se ha desarrollado un nuevo concepto de Iglesia en virtud del cual, la Iglesia se percibe a sí misma y se anuncia ante el mundo, como pueblo de Dios y como comunión de creyentes. En esta comunión o en este pueblo todos somos corresponsables, de manera particular los laicos, es decir, el pueblo que no pertenece a la jerarquía. Todo esto queda resumido en la expresión:
“es la hora de los laicos”.
La vida y misión de una Congregación Religiosa es de naturaleza carismática, es decir, surge y se desarrolla a partir de un carisma, concedido por Dios a algunos de sus siervos. En el caso particular de nuestra Congregación de Hijas Mínimas de María Inmaculada, se trata del carisma concedido a Nuestro Padre Fundador el Venerable Siervo de Dios Pablo de Anda Padilla.
Hoy la reflexión y la vida de la Iglesia nos han recordado que el carisma es un don del Espíritu para toda la Iglesia, no para una persona o un grupo en particular.